Una agitada y por demás breve tarde los había paseado por todo lo que hay para ver en San Fernando del Valle de Catamarca y alrededores; la habían caminado al ras, al calor de la siesta:

Ahora, que la podían disfrutar de verdad, la apretada agenda del viaje al Norte les imponía otra realidad. Y se les escapaba la gente y la fiesta en la plaza.
Pero llegaron los amigos en banda y gritaron, agitando los brazos desde la vereda.
Y mientras daban las doce, con el sol iluminando algún punto del Pacífico, descubrieron que la noche de Catamarca era demasiado joven para morir.
1 comentario:
Este chico que escribe es MI amigo, loco..., qué orgullo me das..., no tenés ni idea.
Beso!
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