Tengo la clave para disfrutar Mar del Plata: andarla a contramano.
Evitarla en enero y en lo posible no sondear el centro. Pasar los días respirando el infinito Bosque Peralta Ramos y asomarse a las playas del sur recién cuando anochece y presentan una cara renovada, siempre virgen otra vez.
Nada de casinos ni boliches ni centros comerciantes. Mate, reposera y lluvia. Silencios.
¡Atención! Los silencios de Mar del Plata se contentan de ser escuchados y susurran una ciudad surrealista sólo a los privilegiados que le escapan al barullo turístico. Conozco un médano fantasma donde sucede; también a pies de un pino en calle Atahualpa. Abundan esos pequeños templos, se encuentran con sólo intuir que existen.
jueves, 10 de julio de 2008
Mar del Plata, por Juanito
Etiquetas:
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