sábado, 26 de julio de 2008

La Paya del Calchaquí, por Duar

Ando por este valle hermoso
Buscando huellas del olvido
Huellas que no se han de borrar
Porque las pisan los indios.

Bagualas del Tucumán, Tafí del Valle.
Grito en el Cielo, compilado de Coplas y Bagualas de Leda Valladares.


En La Paya los rayos del sol pegaban perpendicularmente en el suelo. Y no tocaban ni acariciaban: pegaban fuerte y dotaban a todo de un contraste extraño, entre colores ocres y sombras negrísimas. O tal vez eran mis ojos que no podían abrirse del todo.

La Paya ya no existe. Hoy en día es ruina de un importantísimo tambo incaico, que incluía una casa morada para el Inca. Estaba comunicada con el imperio por el famoso Capacñam*, que aparece y desaparece como un fantasma al costado de la Ruta 40.

Las grandes rocas que una vez trabaron perfectos pircados son hoy parte de la fachada de la iglesia que le se construyó en la puerta de entrada. Hicieron una iglesia, con las piedras del inca, y la emplazaron bien al frente, a la vista de todos, para que a nadie se le escape que en este valle mandan los blancos. Los buenos. Los limpios. Los trabajadores. Los cultos.

De los otros queda, todavía, mucho. Pateando por La Paya se descubre, sin mucho esfuerzo, alfarería, utensilios y restos de una civilización que pereció en el Gran Genocidio Americano.

*El camino del Inca, che.

2 comentarios:

cejasmudas dijo...

No hay mejor resumen que el que dijiste ayudado con esa foto.

No solo avergüenza las medidas que fueron tomadas, sino las que todavía se toman para los pueblos originarios o lo que queda de ellos.

Me parece que ya es hora de darles el lugar que realmente merecen.

Unknown dijo...

Gracias por tu comentario. Es cierto lo que decís, da mucha impotencia situarse ahí. Pero estando ahí siento que no está dicha la última palabra, que ojos confiados nos espían desde los ceerros.

Un abrazo.