lunes, 21 de julio de 2008

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por Juanito

¡Le tiró una baldosa por la cabeza! ¡Una piedrotota de este tamaño, loco! Y la gente miraba al pasar, como si nada, como si estuviese -es que debe estar- acostumbrada a episodios semejantes. Si le llega a pegar lo manda para el otro lado, así nomás te lo digo.

Ni hablar. ¡Y no sólo un Rivotril! ¡Agregale un porro y un polvo! ¡Todos los días antes de salir de sus casas! ¡No puede ser! ¡Es una jungla! ¡Nerviosos andan, apurados, siempre a punto de estallar!

Yo te digo una cosa: las comparaciones serán odiosas y todo lo que vos quieras, pero de ahora en adelante, cada vez que el ritmo de Rosario me supere, me tomo un tren y me mando para Capital por unos días. Cuando vuelva, me voy a sentir en Tralasierra.

1 comentario:

cejasmudas dijo...

Es verdad el ritmo que se lleva en buenos aires puede resultar inhumano para los que no estamos acostumbrados, se puede ver la falta de códigos y una ignorancia por el prójimo, que no suele pasar en otros lugares con menos población.

Pero así y todo guarda una magia, y una esperanza de alguna vez poder a ser la ciudad que una vez fue.