
De esto no había noticias hasta que Ameghino anduvo por ahí excavando; recién ahí se supo algo. Después fue Rex González, apasionado por las crónicas de Ameghino, y confirmó sus sospechas: que la cueva rebalsaba de historia grande, como la llama Kusch, y de historias mínimas. Excavó un poco y publicó que la cueva tenía restos de actividad de, por lo menos, seismil años atrás. Cerró los ojos y se imaginó al hombre que recién comenzaba a pensar el mundo y se asustaba; el mundo lo agredía y el se defendía como podía. Para eso se asociaba con otros hombres y creaba las primeras herramientas.
Yo lo leí a Alberto y me mandé para San Luis sin pensarlo. Recorrí la cueva de pe a pa y no encontré vestigios de actividad humana.
-Todo lo que había acá se lo llevaron para La Plata- me explicó el señor que cuida la entrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario