Yo que lloraba porque quería ir a la escuela un día de lluvia.
Y mi mamá que lloraba porque yo no tenía campera para ir a la escuela un día de lluvia.
Pero respiró hondo los mocos. Se subió a una silla y sacó una caja de arriba del ropero. Salí para la escuela con el ponchito de lana marrón que picaba en el cuello y que tenía dos borlitas que le colgaban.
Asi que ese fue mi primer contacto con el capitalismo. Cuando en los inicios del menemato viviamos los seis en una piecita por dos mangos. Recién llegados los seis a Viedma, desde Real del Padre, un pueblo rural de Mendoza.
Ese día mis compañeros algo deben haber dicho, pero yo me sentía de lo más contenta porque la seño me subió a upa. Yo los miraba desde arriba y ella les dijo que yo tenía ponchito porque no era de Viedma. Que yo era de un lugar donde se usaban los ponchitos.
Pobre mi mamá, que no entendía de exotismos.
Y mi mamá que lloraba porque yo no tenía campera para ir a la escuela un día de lluvia.
Pero respiró hondo los mocos. Se subió a una silla y sacó una caja de arriba del ropero. Salí para la escuela con el ponchito de lana marrón que picaba en el cuello y que tenía dos borlitas que le colgaban.
Asi que ese fue mi primer contacto con el capitalismo. Cuando en los inicios del menemato viviamos los seis en una piecita por dos mangos. Recién llegados los seis a Viedma, desde Real del Padre, un pueblo rural de Mendoza.
Ese día mis compañeros algo deben haber dicho, pero yo me sentía de lo más contenta porque la seño me subió a upa. Yo los miraba desde arriba y ella les dijo que yo tenía ponchito porque no era de Viedma. Que yo era de un lugar donde se usaban los ponchitos.
Pobre mi mamá, que no entendía de exotismos.
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