lunes, 9 de junio de 2008
Hernandarias, por Juanito
Y un buen día un turista pescó un pez-pollo en Hernandarias. La noticia no tardó en salpicar toda la costa, y hasta se impuso como tema de conversación entre los escépticos parroquianos que almorzaban en el histórico muelle flotante devenido en restaurant.
El pescador, que no le había dado demasiada importancia al asunto, permaneció la tarde entera lanzando una y otra vez su línea al Paraná, forcejeando con algún anzuelo enganchado, y recibiendo a los curiosos que anhelaban un vistazo a la exótica presa. Se acercaron desde cada rincón del pueblo, sobre todo las mentes que todavía aceptaban un pez-pollo: mucho pie descalzo, sonrisa gigante y ojito brilloso.
A la mañana siguiente pegamos la vuelta. Saliendo de la posada, el viejo colectivo emprendió la marcha y se encaminó hacia la ruta. Instantes más tarde, quedaron atrás el río con sus incontables islas, el muelle flotante, la torre de la iglesia, el matadero…
Foto: www.hernandarias.gov.ar
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