lunes, 1 de marzo de 2010

Purmamarca II, por Duar.

Los Viajeros se atreven a los juegos del carnaval. Animados por la cerveza, el calor y la invitación de unos changuitos que les arrojan harina, se hacen de una espuma por unos pesos y se lanzan a la acción. En pocos segundos se desata en derredor suyo una batalla campal: no menos de seis se les vienen encima e intentan desarmarlos por las malas; les es arrojada nieve, talco, papel picado y algún que otro golpe desde todos los flancos. Aturdidos, buscan con la mirada la ayuda de algún padre celoso que colabore. Nada encuentran: todo el pueblo está entregado a la cumbia y a la cerveza, a la fiesta en la calle. Los rostros, desencajados por la chicha e igualados por la harina, se esconden detrás de máscaras, banderas y estandartes. Los Viajeros están por las suyas. Intentan negociar un armisticio mediante la entrega de su única arma, pero los beligerantes no se conforman. Deben emprender la retirada, silenciosos y cabizbajos entre empujones y risas burlonas.

En ese instante el Viajero fuerza una sonrisa y comienza a saborear algunas ideas que masticará por días.

No hay comentarios: